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sábado, 2 de marzo de 2013

¿HOMOFOBIA? ¡DE NINGÚN MODO!

Por Jason Dulle


Yo no soy homofóbico, pero sí desapruebo moralmente al homosexualismo
En la batalla cultural entre los que se oponen y los que aprueban la conducta homosexual, notamos que los defensores de la homosexualidad a menudo describen a sus adversarios ideológicos como "homofóbicos" u "homófobos", acusándolos de padecer "homofobia".

 
Ese argumento es de naturaleza falaz (pues comete la falacia ad hominem), pero además es una acusación falsa. Una fobia es un miedo irracional hacia algo. Por ejemplo, los que sufren de aracnofobia, tienen un miedo irracional a las arañas, y los que sufren de claustrofobia, tienen un miedo irracional a los espacios pequeños. Sin embargo, ¿sería justo describir a quienes desaprueban el homosexualismo, como gente que tiene un miedo irracional al homosexualismo o a las personas homosexuales?

Durante todos los años en que he tratado con personas que se oponen al homosexualismo, solamente me he encontrado con una persona que realmente le tiene miedo a la homosexualidad y/o a las personas homosexuales. Aunque dichos individuos pueden existir, sin duda su número es muy pequeño, y por lo tanto no deben ser utilizados para caracterizar en general a los opositores del homosexualismo. En realidad no es miedo, sino un sentimiento de desaprobación moral y/o rechazo personal al acto homosexual, lo que mueve a la mayoría de las personas que se oponen al homosexualismo. Esta es la misma base sobre la que la mayoría de los homosexuales se oponen al incesto y a la pedofilia. De la misma manera en que los homosexuales que se oponen a dichas prácticas sexuales no deben ser etiquetados como incestofóbicos y pedofiliafóbicos, los que se oponen al homosexualismo por razones morales o personales, no deben ser etiquetados como homofóbicos, pues esto es un mal uso del lenguaje.

De hecho, no puedo pensar en cualquier otra conducta moralmente discutible, en la que se diga que quienes se oponen a esa conducta tienen una fobia (o son culpables de "odio"). Muchas personas tienen escrúpulos morales o personales contra el uso de los narcóticos, el adulterio y la poligamia. ¿Llamaríamos a aquellos individuos narcoticofóbicos, adulterofóbicos o poligamiafóbicos, o diríamos que son impulsados por el odio? Es evidente que no. Tener una oposición moral o un rechazo personal hacia un comportamiento, no lo hace a usted tener miedo/odio de ese comportamiento y/o de aquellos que participan en él.

Mientras que los homosexuales y los defensores del homosexualismo no pueden gustar del hecho de que exista gente que no apoya su comportamiento, pasan a distorsionar el punto de vista de sus oponentes llamándolos con apodos despectivos, cosa que no ayuda en el avance del debate.

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